Respira. Acomódate. Baja el ritmo. Siente cómo el tiempo parece ir más lento. Ponte en modo pausa y dale al Play.
Mensajería instantánea, pedidos que llegan en menos de 24 h a tu
puerta, comida
a
domicilio...
En una sociedad donde lo queremos todo de manera inmediata es inevitable sentir que todo
va a una
gran
velocidad. Tenemos que ser productivos en el trabajo y tenemos que ser activos en
nuestra vida
social. Las
expectativas propias y las de los demás añaden una gran presión a nuestro día a
día que, si
no
aprendemos a gestionar, nos puede sobrepasar.
Tómate un descanso; un campo que ha descansado da una cosecha generosa.Ovidio, poeta
El estrés es una respuesta física, cognitiva y conductual ante un desafío o demanda para la que, inicialmente, no tenemos recursos suficientes. Aunque el término “estrés” como tal no se definió hasta el siglo XX, podríamos decir que lleva con nosotros miles de años, puesto que, sin él, los humanos no habríamos sobrevivido como especie. El estrés nos mantiene alerta.
Cuando frente a un problema o a una nueva situación, percibida como beneficiosa para el individuo, se estimula nuestra creatividad, tomamos un papel proactivo y resolutivo y nos motiva de cara a nuestros objetivos. Por ejemplo: un nuevo trabajo, un ascenso inesperado, tener un hijo, mudarse a un nuevo hogar, aprender un idioma, una competición deportiva...
Cuando no somos capaces de superar ese primer estado de alerta y se mantiene en el tiempo, con intensidad. La situación es percibida como negativa y que escapa a nuestro control, nos sobrepasa y nos bloquea. Por ejemplo: un despido inesperado, una pandemia, enfermedades, problemas económicos, ultimátums en el trabajo o en la pareja...
“No es nada, solo estoy estresado” - ¿Cuántas veces le hemos quitado importancia al estrés? Lo tenemos tan integrado en el día a día que nos cuesta ver las nefastas consecuencias que puede tener para nuestra salud mental, física y emocional. A continuación, algunos ejemplos:
Si tratas cada situación como un asunto de vida o muerte, morirás muchas veces.Dean Smith, entrenador de baloncesto
1. IDENTIFICA QUÉ SITUACIONES TE CAUSAN ESTRÉS
Las que puedes controlar y las que no. Tómate tu tiempo y reflexiona sobre ello. No dudes en pedir ayuda o en delegar aquellas tareas que te sobrepasan y prioriza aquellas que están en tu mano.
2. MANTÉN TU ESPACIO DE TRABAJO LIMPIO Y ORDENADO
El lugar de trabajo es un reflejo de nuestro estado de ánimo, y viceversa. Utiliza organizadores, bandejas y todo tipo de elementos que te permitan mantener las cosas bien colocadas y a mano.
3. DEFINE OBJETIVOS REALISTAS, ASUMIBLES Y A CORTO PLAZO
Las que puedes controlar y las que no. Tómate tu tiempo y reflexiona sobre ello. No dudes en pedir ayuda o en delegar aquellas tareas que te sobrepasan y prioriza aquellas que están en tu mano.
4. ORGANIZA TU JORNADA LABORAL
Trabajar más no quiere decir trabajar mejor. Así que fíjate en qué momento sueles perder la concentración y programa tus descansos acordes a ello. Por ejemplo: muévete de tu lugar de trabajo cada hora y media, cambia de posición, haz estiramientos...
5. SIGUE UNA DIETA SANA Y EQUILIBRADA
Elige alimentos frescos y naturales que te aporten energía y vitalidad. Si no te gusta pasar tiempo en la cocina, puedes animarte a hacer batch cooking, que consiste en organizarte un día para cocinar todas las comidas de la semana (¡o incluso del mes!)
6. REALIZA EJERCICIO FÍSICO
Moderado, intenso o en grupo. En casa, en el gimnasio o al aire libre. Y es que cuando hacemos ejercicio liberamos endorfinas, las conocidas hormonas de la felicidad, que nos proporcionan una inmediata sensación de bienestar.
7. APLICA TÉCNICAS DE
MINDFULNESS EN TU DÍA A DÍA
Concentrarnos en el momento actual nos permite poner orden en nuestra mente. Puedes realizar estos sencillos ejercicios en cualquier lugar:
8. BUSCA APOYO SOCIAL Y EMOCIONAL
Abrirnos con una persona de confianza o hacer terapia individual o en grupo son algunas opciones que pueden ayudarnos a tomar consciencia, relativizar nuestros problemas y buscar soluciones.
9. ROMPE LA RUTINA CON HUMOR
Es importante darle a nuestra mente respiros con estímulos que la distraigan de la intensidad de nuestras tareas para poder retomarlas con aire renovado. Por ejemplo: videos divertidos, comedias, blogs de entretenimiento...
10. TRABAJA CON MÚSICA (SI ES POSIBLE)
Es una buena manera de aislar el ruido exterior que nos impide concentrarnos y, a su vez, nos ayuda a disfrutar más del proceso. Además, la música tiene el poder de cambiar nuestro estado de ánimo.
11. PONTE MEDALLAS CUANDO LAS MEREZCAS
¡Claro que sí! Cuando nos exigimos mucho a pesar de rendir y ver resultados, no nos felicitamos por ello. Echa el freno. Analiza con perspectiva la situación ¡y ponte una medalla si te la has ganado!
Una manera de burlar el estrés es concentrarse en el
momento
presente. Si conseguimos fijar nuestra atención en una única tarea, los pensamientos que se
acumulan y nos
abruman, ¡se esfuman!
Te dejamos dos herramientas que pueden servirte como evasión en momentos
estresantes.
Colorear mandalas ayuda a la
concentración y tiene un efecto
relajante.
Descarga, imprime y ¡empieza a pintar!
Estruja un papel y encesta en la canasta. ¿Cuántos triples seguidos eres capaz de lograr? ¡Practica tu tiro!
Recuerda que concentración y diversión no están reñidas. La música tiene el poder de cambiar el estado de ánimo. ¡Dale al Play!