Podríamos decir que desmotivar es simplemente lo contrario a motivar, pero es mucho más complejo. Aunque la desmotivación puede verse como una consecuencia normal en las personas cuando sus anhelos se ven bloqueados o limitados, puede resultar claramente nociva si se convierte en una tendencia recurrente o estable, pues afecta la salud, limita la capacidad de vinculación y desfavorece la productividad ya que reduce la confianza en uno mismo.
Procede del interior de las personas más que de cualquier recompensa externa, ya que está relacionada con el placer que sentimos al realizar una actividad. Por esta razón la vinculamos a una buena productividad, porque no se limita a cumplir los mínimos necesarios para obtener una recompensa.
Esfuérzate durante un tiempo en hacerlo y dentro de poco te sorprenderá ver cómo lo que te costaba al principio ahora se ha convertido en un hábito, y tú en mejor persona.
Resultados exitosos = Trabajador más motivado. Así de simple. Otra cosa es qué necesita esa persona para llegar a esos resultados.
Cuando permitimos que nuestros compañeros participen en la planeación de las tareas estimulamos su desarrollo personal y profesional.
El trabajador/a que conoce a fondo los objetivos de la organización, de su área y de su cargo está más motivado que aquel que los desconoce.
Una tarea bien hecha (un servicio prestado con excelencia, un producto de máxima calidad, etc.) es lo que más nos motiva porque refuerza la satisfacción por hacer un gran trabajo más allá de otro tipo de recompensas.
El salario, aunque no basta para asegurar un buen rendimiento, es un factor de motivación que suma para que cualquier persona en la empresa se sienta valorada. Si es el único, no será suficiente a largo plazo.
Los incentivos ante el trabajo bien hecho son motivadores en la mayoría de las ocasiones, pero deben estar vinculados a otros factores como buenas prácticas, trabajo en equipo. De lo contrario pueden ser contraproducentes.
La capacitación, el desarrollo y la promoción inciden positivamente en un equipo para que su trabajo sea productivo, de hecho son las herramientas imprescindibles para alcanzar metas cada vez más altas.
La posibilidad de planificar, establecer metas, tomar decisiones e innovar son elementos que imprimen un mayor grado de motivación dentro de las organizaciones. Debemos prestar atención a quién quiere (y puede) tener más responsabilidad en un equipo.
El ascenso por méritos, las felicitaciones públicas y otros tipos de reconocimiento favorecen la motivación positiva de cualquier persona en una empresa, y por supuesto en la vida. Todos necesitamos que lo que hacemos bien tenga visibilidad.
Son un arma de doble filo que pueden generar comportamientos negativos. Su uso debe hacerse primordialmente para corregir comportamientos indeseados que vayan en contra de los valores y la cultura organizacional.