Se preocupan por saber cómo están física y emocionalmente los integrantes del equipo. Un equipo saludable es un equipo feliz y eficiente.
Fortalecer las relaciones entre los miembros del equipo y hacer piña es vital para sobrellevar las dificultades.
Haber escuchado primero es necesario para saber cuál es la forma más efectiva de comunicar el mensaje a todos los miembros del equipo.
La resiliencia es la capacidad que tenemos para adaptarnos a las situaciones difíciles, un concepto muy explorado en psicología pero muy poco por nosotros mismos. Algunos somos más resilientes que otros, pero sin duda hay una serie de cualidades que toda persona resiliente comparte, ¡descúbrelas!
Manejan y comprenden sus pensamientos, entendiendo que todas sus emociones parten de ahí. De esta forma, consiguen controlarlos sin dejar que los pensamientos negativos se apoderen de ellos y generen emociones negativas. ¡La negatividad siempre a raya!
En momentos de mucha tensión y caos, saben mantener la calma y permanecer tranquilos. No es nada sencillo adoptar esta posición, ¿no te parece? Al hacerlo consiguen centrarse de verdad en el problema y ser más resolutivos. ¿No crees que este es un gran desafío?
¡Pero también positivos! Por eso, la mejor forma de describirlos es como personas que esperan lo mejor de cada situación. Ojo, porque saben que, aunque esperen lo mejor, esto no siempre sucede. Pero siempre consiguen transformar todo ello en un aprendizaje del que sacar una valiosa lección.
Cada uno de nosotros es un mundo, por eso no a todos nos motivan las mismas cosas. Las personas resilientes siempre encuentran la forma de motivarse y eso les permite atraer situaciones y personas positivas a sus vidas. ¡Una actitud positiva es la mejor puerta de entrada!
Saben leer las emociones de los demás y comprenderlas, por eso al final su forma de solucionar los problemas tiende a ser mucho mejor. En esencia, su manera de comprender la vida es más positiva y optimista, y eso les convierte en personas más felices, ¡incluso cuando se enfrentan a grandes dilemas!
Eso no significa que renuncien a sus metas fácilmente, ¡no, no, no! Son grandes luchadores, pero cuando algo deja de tener un sentido claro para ellos, cambian de rumbo sin sentirse ni un ápice mal por haberse distanciado del objetivo inicial.
Ahora que ya conoces algunas de sus cualidades, ¿qué te parece si te damos algunos consejos para mejorar tu resiliencia? Puedes empezar por poner en práctica aquellos más sencillos, así poco a poco irás perfeccionando esta capacidad.
Disfruta estando presente en el momento para así conseguir vivir cada instante de tu vida con plenitud (mindfulness). Deja a un lado el pasado y céntrate en el presente; es algo vital para conseguir avanzar, ¿no te parece?
Aprende a apoyarte en otras personas y pide ayuda siempre que la necesites, de esta forma poco a poco irás creando una red de apoyo emocional muy fuerte, ¡vital para el día a día!
Sé muy consciente de todos tus puntos fuertes, pero también de tus debilidades. Eso te permitirá hacer planes realistas y no frustrarte a largo plazo.
La percepción de estar creando algo original hace que este hábito sea mucho más estimulante, y la sensación de haber terminado una pieza de trabajo que es “única” en el mundo es aun más placentera, ¿no crees?
Orienta parte de tus acciones hacia la mejora de la propia autoestima y la autoconfianza, y hazlo de forma más o menos consciente, para asegurarte de que aquello que haces hoy no cambiará tu forma de percibirte mañana.
El humor es un valioso recurso para quitar hierro a los asuntos complicados y, a cambio, puedes obtener una sonrisa. Hay que saber trazar los límites de esto, pero siempre que consigas una respuesta emocional positiva estarás haciendo un buen trabajo.
Descubrirás nuevos pensadores, autores y artistas que te presentarán su mundo interior y te enseñarán que la vida puede ser experimentada de muchas más formas de las que creias en un principio. ¡La cultura siempre te abre nuevos universos!
La cuarentena nos ha puesto a todos en escenarios poco favorables, ¡eso sin duda! Y de manera forzosa nos hemos visto obligados a adaptarnos a diferentes situaciones laborales. Casi sin querer hemos puesto en práctica nuestra resiliencia y gracias a ella hemos crecido en otros ámbitos.
La cuarentena nos ha obligado, a muchos de nosotros, a teletrabajar. Y, aunque al principio fue difícil adaptarse, ahora hemos aprendido a gestionarnos mejor, a construir nuestra propia home office y a que el trabajo en equipo no se vea afectado. Hoy somos mejores “teletrabajadores”, más productivos y estamos mejor coordinados.
Teletrabajar también ha significado continuar en contacto con el equipo y nuestros clientes, para ello hemos empezado a utilizar herramientas que nos han ayudado a hacer todo esto mucho más fácil. Ahora Zoom, Hangouts, Skype o Teams nos suenan más cercanos que nunca, y nosotros nos hemos convertido en pequeños expertos de todas estas tecnologías.
En esta situación de pandemia atravesamos una sobrecarga emocional alta, y esto nos provoca apatía, falta de concentración e incluso agotamiento físico y mental. Tras tantos días así, poco a poco hemos ido aprendiendo a mantener el control, a tomar conciencia de lo que nos pasa y a regalarnos momentos de desconexión.
No solo hemos aprendido a teletrabajar, también hemos potenciado nuestra flexibilidad en el trabajo, una competencia clave en la actualidad. Hemos aprendido a adaptarnos a nuevas situaciones, incluso a atender a nuestros clientes sin una rigidez mental, permitiendo la empatía y adaptándonos a sus necesidades.
Puede que en este tiempo hayas tenido pensamientos negativos, ¡pero también han pasado cosas buenas! ¿No te parece? Nuestro equipo está más unido, socialmente nos hemos acercado, nos hemos detenido a pensar…
Deja tu mensaje en nuestro buzón y cuéntanos qué aspectos positivos has sacado de esta cuarentena. ¡Prometemos que no se lo contaremos a nadie!
Al final, desarrollar nuestra propia resiliencia es una parte importante de nuestro crecimiento personal.
Esta crisis ha sido dura... Nos ha supuesto retos personales y profesionales, y hemos descubierto nuestra capacidad de resiliencia individual y colectiva. No cabe duda que las empresas y sus equipos seguirán enfrentándose a las habituales dificultades cotidianas, pero cómo las abordemos está en nuestras manos.