"Yo no soy creativo".
Con esa actitud, ¿quién va a serlo?
La creatividad no está reservada a un grupo selecto de mentes privilegiadas, sino que forma parte de la esencia humana.
La creatividad nos ayuda a superar obstáculos, innovar, avanzar, evolucionar, disfrutar y soñar. En algunos está presente de manera muy natural, para otros es una habilidad que se puede entrenar. Somos seres creadores, ¡vamos a deshacernos de nuestras limitaciones!
Lo que comúnmente llamamos“falta de inspiración” es realmente falta de estímulos que pongan en marcha el engranaje de la creatividad, una base sobre la que trabajar.
Pregunta, investiga, indaga, entrométete, experimenta.
Pequeñas cápsulas destinadas a dejar vagar la mente sin limitaciones.
Sin analizarlas ni juzgarlas.
Con uno mismo, con los demás, con la vida cotidiana.
Para abrirnos a otras realidades, descubrir nuevas posibilidades.
Que nos muestre caminos a destinos infinitos.
Que es donde hay lugar para la innovación.
“Que la inspiración me coja trabajando”, dijo Picasso.
Un adulto creativo es un niño que ha sobrevividoUrsula K. Le Guin – Escritora
Todos tenemos la capacidad de crear, pero la creatividad va sujeta a nuestra personalidad, así que podríamos decir que hay ¡infinitas maneras de generar ideas! Pero centrémonos en las que sugirió Jeff DeGraff, conocido profesor y consultor de negocios estadounidense:
No se trata de copiar. Se trata de inspirarse en una idea que ya existe para adaptarla a lo que uno necesite. Se trata de observar para aprender, absorber para crecer, crear sobre aquello que se puede mejorar.
Pensamientos intuitivos + pensamientos racionales = ideas geniales. Es decir, conectar conceptos que nos resultan familiares con otros que no lo son tanto para crear un híbrido innovador. Suele ser el resultado de ejercicios como “la lluvia de ideas” cuando de golpe alguien grita “Eureka”.
Buscar puntos en común entre dos elementos completamente distintos a través de experiencias pasadas. Llevar el problema a un terreno familiar desde donde nos sentimos más cómodos para innovar.
Cómo contamos una historia es cómo perdura en nuestra memoria. Narrar de tal manera que el otro pueda comprender, construir un mundo con palabras con las que se pueda identificar y conectar.
Silenciar el ruido de nuestro alrededor para escuchar aquello que vibra en nuestro interior. Dejar fluir la mente, seguir corazonadas, generar ideas frescas a partir de conceptos aparentemente inconexos, guiarte por ese sexto sentido que te acompaña desde niño.
La creatividad es la inteligencia divirtiéndoseAlbert Einstein – Físico
o “brainstorming”. Quizás la técnica más utilizada para empezar a romper el hielo en busca de esa idea genial. Se trata de disparar, sin filtrar ni juzgar, una idea tras otra, por absurda que parezca, hasta que finalmente van tomando forma entre ellas y hay una que se alza y destaca.
Herramienta que nos ayuda a desgranar un concepto abstracto. Lo escribiremos en medio de una hoja en blanco y de él iremos ramificando en palabras que relacionemos con ello, y haremos lo mismo con estas palabras y así hasta crear un mapa que nos ayude a entender todo lo que nos evoca el concepto de partida con mucho más detalle.
Toda solución empieza con una discusión.
Los 6 sombreros se identifican
con 6
colores que representan diferentes maneras de pensar y abordar un mismo problema.
Sombrero blanco:
Hechos. Se basa en los datos disponibles y
objetivos, sin tomar
partido.
Sombrero rojo:
Emociones. Con él utilizamos la intuición y los
sentimientos para
analizar el conflicto.
Sombrero verde:
Creatividad. Ideas sin filtros lógicos ni
racionales. La
curiosidad y la imaginación son la clave para mezclar y combinar conceptos y
explorar así nuevas vías
de acción.
Sombrero amarillo:
Optimismo. Destacamos las razones por las
cuales el
producto/servicio Sí que va a funcionar.
Sombrero negro:
Pesimismo. El juicio y la cautela toman el
protagonismo cuando
nos ponemos este sombrero. Útil para prever problemas y anticipar soluciones.
Sombrero azul:
Moderador. Nos ponemos este sombrero para
gestionar el proceso y
sacar conclusiones productivas que sirvan a nuestra causa.
O cómo generar ideas a contrarreloj.
1. Coge un folio y rotuladores. Los vas a necesitar.
2. Dobla la hoja en 8 partes hasta tener 8 casillas.
En cada una de esas divisiones plasma una idea para resolver el problema inicial (es un ejercicio individual). Pueden ser dibujos, palabras o frases y tendrás solo 30 segundos para cada casilla, así no le damos tiempo a nuestro cerebro para empezar a imponer filtros del tipo “menuda tontería, no es una buena idea”. Una vez hayas acabado, se ponen todas las ideas en común y mediante un sistema de votación, preferiblemente anónimo, se eligen las mejores ideas para trabajar sobre ellas.
Sustituir, Combinar, Adaptar, Modificar, Poner otros usos, Eliminar y Reordenar.
Una buena técnica para analizar e identificar puntos de mejora sobre una idea ya existente mediante preguntas que abran nuevas perspectivas. Algunos ejemplos:
1. Sustituir:
¿Qué elementos podemos sustituir para abaratar
costes? ¿Podemos
sustituir el packaging? ¿De qué NO podemos prescindir?
2. Combinar:
¿Qué pasa si combinamos dos productos/servicios?
¿Podemos combinar
nuestras ideas con las del competidor?
3. Adaptar:
¿Podemos adaptarnos a otro mercado/público? ¿Podemos
adaptarnos a
esta nueva ley?
4. Modificar:
¿Qué pasaría si modificamos la imagen corporativa?
¿Cómo podemos
modificar las reuniones para que sean más eficientes?
5. Proponer otros usos:
¿Podemos implementar este producto en
otra campaña? ¿En
qué otro contexto podemos utilizar este producto/servicio?
6. Eliminar:
¿Qué podemos eliminar para simplificar el
producto/servicio?
¿Podemos eliminar alguna parte del proceso?
7. Reordenar:
¿Podemos reordenar el calendario de eventos? ¿Qué
pasaría si
reordenamos el proceso de fabricación?
Ofrecer una solución desde otra perspectiva, crear una demanda donde antes no existía, solo es posible si tu empresa tiene una esencia altamente creativa. No se trata únicamente del resultado final, sino que la creatividad está en presente durante todo el proceso.
Se puede ser original creando algo totalmente diferente, pero solo se es creativo si las ideas tienen una utilidad/función para el equipo y el consumidor, cuando el profesional se preocupa por no vender humo.
Tanto a nivel individual como grupal. La creatividad es un reto excitante que se nutre de la implicación de todos los miembros del equipo. Es importante fomentar la aportación de ideas creando, por ejemplo, buzones abiertos para que cualquier empleado pueda sugerir cambios innovadores y se sientan parte de la organización.
Explorando diversas vías para ofrecer alternativas. Una persona/empresa creativa intenta no hacer siempre lo mismo: aprende de lo que funciona y busca puntos de mejora, está en constante evolución y por eso, frente a un reto inesperado, tiene más capacidad de reacción.
La clave del éxito es sorprender o aburrir, reinventarse o morir.
Puede ser que tengas la idea del siglo que cambie tu destino o que simplemente añadas un ingrediente nuevo a la ensalada de siempre. No importa si es en nuestra vida personal o profesional, la creatividad no entiende de horarios y hace mucho más interesante lo cotidiano. ¿Te animas a plasmar una idea en este lienzo en blanco?
Eres mucho más creativo de lo que crees.
Porque la creatividad no es más que una manera
de expresar, única y particular.